Mi madre podía desarmar y armar de nuevo la plancha y seguir usándola un tiempito más, no mucho, porque mi mamá no sabía que en realidad lo que la arruinaba y soltaba entera era su manera de planchar a golpes: mi mamá, no deslizaba la plancha sobre la ropa sino que la azotaba con ella, por lo que no era raro que siempre sonara como cascabeles. Podía resolver también algunos problemas de gasfitería admirablemente bien. Cuando mi padre compró el equipo para ver dvds, lo aprendió a manejar con una rapidez y pericia increíbles, hasta el punto que todos dependíamos de ella para ver películas, y ya antes, con el equipo para videos. Pero cuando mi padre compró un computador, ella lo miraba de lejos y con mucho recelo. A mi mamá “no le venían” con esas nuevas tecnologías y le parecía que una máquina de escribir eléctrica habría sido más que suficiente. Creo que llegó a estar un poco celosa del pc y juraba y perjuraba que “por mucho que Baruj me trate de entusiasmar, no pienso aprender a usarlo”. Y vio a Baruj quemándose las cejas tratando de aprender y lograr dominarlo para sus cosas aunque le daba rabia que la llamara por cuanta novedad se encontraba, sobre todo, cuando apareció el internet. Sólo aprendió para conversar y estar al tanto cuando hijos y nietos aparecían en el messenger. Para ella, la televisión, los dvds y videos eran suficiente entretención y el teléfono para comunicarse. Si a Baruj le gustaba “el juguetito”, allá él y “a mi que me deje tranquila”.
Pero cuando Baruj partió por siempre jamás, dejándole, además de su cama, su silla vacía frente al computador, mi mamá a cuestas con el dolor entró en ese mundo que Baruj “tan catete” le quería mostrar. Y empezó con sus encuentros en la red y se llenó de amigos y amigas y supo lo que era llorar a gusto con el consuelo de todos esos seres humanos. Recogió recetas de cocina, de tejidos y hasta “pololeó” un poquito. Ella era Mati, la reina entre sus contactos con los que se entretenía horas mientras se le quemaban las patatas o se le secaba el agua de la tetera. El internet es para todo uso y manejo con buena o mala intención. Para Mati, fue una ventana a un divertido mundo virtual que le permitía un gozo real. Fue un lazo que la mantenía unida a sus hijos y nietos, a amigos y a cualquier saber que deseara por lo que el pc pasó a ser una llave importante en su vida.
“Marianita, están bombardeando Haifa”... Madre mía, y yo me desvelaba con ella al otro lado del mundo y de la pantalla... “Hoy día almorzamos pollo al horno con Raquelita y arroz con verdura y harta ensalada, incluso de jetsilim” “Ayer vinieron mis amigas, las Ana, y se nos cortó la luz y fue un escándalo por las escaleras con las velas”. Cosas que me contaba como si estuviéramos juntas, a miles de kilómetros de distancia, pero que en el internet no cuentan. Ahora sus dedos están más torpes y es mi hermana Raquel la que escribe por ella y la veo linda con su cabeza blanca sonriendo en la web. Por webcam, precisamente le presenté a Enrique y lo encontró simpático. Y también está en el Facebook y hace sus comentarios de vez en cuando.
El internet es como uno quiera usarlo. Mi vieja lo usó bien... y le sacó el jugo.
Linda historia de la viejis y sus pasitos por la web...
ResponderEliminarNo habia visto esta page... niña por diossssss.. leeré todo.
besos, suerte
Maravillosamente narrado. Ilustrativo y muy ameno.
ResponderEliminarMuy tierno, te felicito. Casi lloro, recuerdo a Gueli ante el PC, chateando con amigas de Haifa o bajando sus recetas e imprimiéndolas a mil colores... Gueli, a lo tonto tonto, la primera que se hizo cybernauta de la familia.
ResponderEliminarque lindo relato, me acuerdo de tantas anecdotas..tantas risas, metidas de pata, jajajaja..muy buen relato
ResponderEliminarPucha, mamá, me hiciste llorar! Precioso relato, cotidiano, cercano a más no poder, tierno y gracioso... La Güeli y el Tata y sus aventuras y desventuras con el pc y el cyberespacio... Güeli y su estilo tan personal... ¡Qué lindos los dos!
ResponderEliminarBesos! xxx
hermoso relato, me encantó tía, gueli y sus aventuras con el pc...lo pasó divino y también me emocionó mucho. Mis abuelos tienen un algo....que cuando los recuerdas te sonríes....besos tia
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