Nada es verdad sin su opuesto. Conozco el amor si conozco el odio, o lo dulce si conozco lo amargo o el placer si conozco el sufrimiento.
El dolor es lo que más conocemos y experimentamos sin llegar a saber, realmente, qué es el verdadero placer; porque, lo que llamamos y entendemos por placer, seguro que no es más que una caricatura de éste en nuestra estrecha realidad.
Culpamos de nuestro sufrimiento a todo lo que está fuera de nosotros, a todo y todos los que no están en adhesión con nostros. A todo lo que está separado de nosotros, es decir, separados de la naturaleza, separados de nosotros mismos, separados de Dios... Y yo me pregunto:
¿Quién nos separa de la naturaleza, quién nos separa del prójimo, quién nos separa del universo?
¿Quién nos separa del amor?
Una hermosa y desgarradora canción de Violeta
La verdad se disfraza de ilusión respaldada por ese ego que no desea perder su individualidad. El hombre, entonces, se asombra del objeto de tantos deseos apasionados. De ese alimento que necesita como ente separado.
ResponderEliminarEl resultado: un placer efímero seguido de desencanto.
Nada nos separa del amor, de la Naturaleza ni del prójimo. La distancia aparente que a veces sentimos es una mera ilusión, una pretensión vana del egoísmo (que nos ciega) y un intento futil del miedo (que nos empequeñece la visión), pero a la larga basta con que estiremos un poco la mano y abramos el corazón para ver que amor, Naturaleza y prójimo nunca dejaron de estar ahí, a nuestro lado, a nuestro alcance... Somos nosotros los que nos encerramos, pero el mundo, la bondad, la generosidad, la solidaridad, la tolerancia y el Amor siguen ahí, esperando que abramos los ojos... :-)
ResponderEliminarexactamente, Pepé y Enrique, somos nosotros los que nos separaríamos del amor encerrándonos en nuestro ego... a abrir los ojos, entonces, invitemos a un buen batido de pestañas y despertar bien de una vez.
ResponderEliminarbesos a los dos