domingo, 15 de abril de 2012

Lo que debe ser dicho







El gobierno de Israel calificó de antisemita a Günther Grass y le prohibió la entrada al país por este poema con cuyo espíritu se está a favor mayoritariamente. Contiene una crítica fundamentada que el ministro del interior israelí rechaza y califica de ataque antisemita estrechando, me temo,  el cerco de odio alrededor del pueblo de Israel y de los judíos en general. No se puede  rechazar la verdad alegando antisemitismo ¿Hay que aplaudir también los errores para no pecar de antisemitismo? Esto me parecerìa sólo un juego demagógico y más bien pueril,  si no fuera porque perjudica mucho al pueblo judío y por ende, a todas las naciones.



Lo que debe ser dicho (Günther Grass)


Lo que debe ser dicho
Es el pretendido derecho al primer golpe, el cual debe borrar al pueblo iraní sometido y manejado como comparsa que celebra a un héroe bocón, porque en su ambiente se supone la construcción de una bomba atómica.
¿Pero por qué me prohíbo nombrar por su nombre a aquel otro país, en el cual desde hace años –aunque se mantenga en secreto- se dispone de un creciente potencial nuclear aunque sin control, porque no hay acceso a ninguna inspección?
El silencio general de ese hecho, al cual se ha subordinado mi silencio, lo siento como una mentira y una coacción agravatoria. Una sanción aparece como probable, tan pronto como él es ignorado; el veredicto “antisemitismo” es lo corriente.
Ahora, sin embargo, hablo, porque desde mi país, desde el cual crímenes propios, que son incomparables y que de vez en cuando son vueltos a traer y a pedir explicaciones, nuevamente y sólo por negocio, aunque con un discurso rápido es declarado como una reparación de daños, un nuevo submarino es enviado a Israel con la capacidad para guiar cabezales explosivos que todo lo exterminan, allí donde no se ha demostrado la existencia de ni una sola bomba atómica, pero donde el temor es tomado como demostración suficiente, digo yo, lo que debe ser dicho

¿Pero por qué callé todo este tiempo? Porque era de la opinión de que mi procedencia, que está marcada por una mácula que jamás se borrará, prohíbe atribuir ese hecho como una verdad al país Israel, al cual estoy y quiero permanecer unido.
Por qué digo recién ahora, ya viejo y con mi última tinta: La potencia atómica Israel hace peligrar la ya frágil paz mundial. Porque debe ser dicho, lo que mañana podría ser demasiado tarde; también porque nosotros – como alemanes suficientemente incriminados- podríamos ser proveedores de un crimen, que es previsible, con lo cual nuestra responsabilidad con ningún argumento se podría expiar.
Y aceptémoslo: no callo más, porque estoy harto de la hipocresía de occidente; fuera de eso es de esperar, que muchos salgan del silencio, y exijan al causante del peligro evidente a que renuncie a la violencia y que al mismo tiempo exijan, que se controle en forma permanente y sin obstáculos el potencial atómico israelí y las instalaciones atómicas iraníes por una instancia internacional y que esta sea permitida por los gobiernos de ambos países.
Solamente así, se puede ayudar a todos, a los israelíes y palestinos, más aún, a todos los seres humanos, que viven enemistados en esa región ocupada por la locura y finalmente también a nosotros.

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