domingo, 19 de agosto de 2012

El consumo del tiempo...




Parecía que todo lo creado en tecnología, medicina, educación, cultura, economía y otros campos, hace unos 50 años atrás nos auguraba una abundancia y un estado de bienestar total.  Abundancia a discreción = tranquilidad. Pero no fue así. Y no lo fue porque el deseo ha sido siempre dirigido por un insaciable ego que nos ha hecho transgredir muchísimas leyes de la naturaleza y, que como efecto, se nos va escapando de las manos, incluido el tiempo, que cada día se nos acorta más. Yo miro mi reloj y un minuto sigue siendo 60 tictacs de un segundo cada uno y la hora sigue siendo de 3600 de esos mismos tictacs y así los días y los meses... Pero parece que fueran menos, porque siento que a cada rato me estoy poniendo el pijama para ir dormir. ¿Quién se lleva el tiempo? Qué es lo que se lleva los días, las semanas, los meses, los años? Los Hombres Grises, claro... como en Momo; pero, en nuestra realidad, estos tienen nombres propios y personalidad jurídica. Da lo mismo quiénes sean y cómo se llamen, no cambia nada, vivimos hipnotizados por el sistema que nos han montado con la cooperación de empresas y gobiernos, un sistema que actúa para el consumo, educa para el consumo y hace vivir sólo para el consumo.

Cobrar y pagar cuentas. Cobrar y comprar. Cobrar, cobrar, cobrar... consumir, consumir, consumir. Y todo con reloj y calendario en la mano. Créditos y plazos. Cobrar los ingresos del mes, agarrar la calculadora, correr a pagar, diseñar que va primero, qué es urgente, qué puede esperar y así se nos van los días mirando la billetera, la cuenta on line, o el cajón. Tanto para gastos fijos, tanto para el regalo de cumpleaños de Panchito, tanto para un nuevo calefón, en cuanto termine el crédito del arreglo del techo me meto en el viaje a Río, tanto para el 18, mañana a comprar cortinas nuevas ya que pagué lo de la pintura, el viernes compro el comestible y bebestible para el festejo, voy a ir pidiendo un crédito para renovar el auto ya que estoy terminando los plazos del viaje a Río... Ya hace un año que fui a Río, chuta, como pasa el tiempo.

Pues sí, cómo pasa el tiempo. Igualito que los árboles y postes cuando vas en viaje por carretera; velozmente se van quedando atrás...perdidos.Y es que así vamos en esta vida en un viaje vertiginoso, tanto, que un día no veremos ni árboles ni postes, ni nada... Ya no se puede atender bien a los hijos, algunos se enteran -exactamente- de que existen cuando tienen problemas; el tiempo que nos escasea cada día más no nos deja verlos crecer, ver cómo son, qué sienten, qué esperan de la vida además del Ipod o el artilugio tecnológico de punta de turno en los medios. En este tren de alta velocidad en que estamos transformando nuestra vida, sólo somos capaces de ver una gran zanahoria que va por delante con unas letras luminosas que dice: FELICIDAD A TRAVÉS DEL CONSUMO.

Y el tema no son las vueltas al pasado, ¿para qué? El pasado es para ir aprendiendo de él, entonces, sigamos en el presente y partamos por ir sacando el pie del acelerador, y contemplar mejor el paisaje, la vida, el prójimo... y eso puede conseguirse uniéndonos en un deseo común de bienestar para todos.

No es una mala propuesta, estoy segura.

2 comentarios:

  1. Nunca tan cierto tanto acierto...
    Buena pluma, Mariana.

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  2. No existen las coincidencias..hoy escribi en mi blog sobre el tiempo y su majamama pasadoy futuro...muy bueno tu reflexion, y si el tiempo es oro...que se consume en cuotas incomodas mensuales

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