martes, 22 de febrero de 2011

Que esto cambie, Señor...













Todos queremos que este mundo cambie. Estamos como el niño que mira la lluvia por la ventana esperando ansioso a que escampe para poder salir a jugar. Así esperamos ver el amanecer de la humanidad; ese día en que las conciencias se elevarán al compás de una sinfonía maravillosa con efectos cinemascope entre coros celestiales de serafines y todos nos amaremos por siempre jamás. Los más pesimistas esperan una cabalgata apocalíptica de seres intra y/o extra terrestres que nos eliminarán o cuando menos, nos harán esclavos, si es que la tierra no nos devolvió la mano con terremotos, maremotos, erupciones volcánicas y cataclismos varios haciéndonos desesperar al grito de ¡sálvese quién pueda! Porque si de algo estamos claros, es que no podemos esperar de los gobiernos ni prevención ni cura... cada uno que se las arregle.
Esperamos, entonces, que del cielo físico o divino nos arreglen la papeleta. Porque, lo que es nosotros, no nos planteamos ni remotamente ese esperado cambio ya que hasta la movida interior, que nos permita avizorar siquiera una realidad, mejor se pide a través de ruegos en iglesias, sinagogas, mezquitas y otros templos... o al universo. Y la cosa no va por ahí, está claro que nadie nos puede hacer buenos, ricos, sanos, felices, amados y amantes con un toque de varita mágica y un dibidibadibidú. Mientras tanto, nos vamos haciendo enemigos unos de otros, nos vamos debilitando y escondiendo de nuestros propios vecinos porque el miedo y la desconfianza va creando laberintos de muros confusos. Nos vamos haciendo más egoístas, y eso, sólo lo podemos resolver nosotros mismos. No nos va a hacer altruistas un rezo o una velita, sino que nuestro propio afán. No hay quién escuche desde afuera en todo el universo, aún estando totalmente a nuestra disposición.

El ruego no hay que mandarlo muy lejos: es a cada uno de nosotros a quienes hay que demandar el cambio.

6 comentarios:

  1. Si el universo se está expandiendo y contrayendo, debe de haber una geometría para nuestro destino. Entonces. yo me quedo en la frontera a esperar.
    Y así estamos...

    ResponderEliminar
  2. aunque el mundo todavia no se oscurece, pocos ven la luz. Yo veo con miedo que vamos hacia un abismo, verse a uno mismo ahora es como buscar un vaso de cristal en una piscina. Solo algunos pueden encontrarlo....¿serán suficientes?

    ResponderEliminar
  3. aqui estoy yo para salvarlos..!!!

    Estamos cada dia ante una realidad mas estrecha, mas ridicula, mas disparatada...pero me encuentro en un lado esperando.sana y salva aun...

    ResponderEliminar
  4. En el Universo el sonido no se transmite, existe un silencio absoluto por la falta de oxígeno y gravedad, y esto es la metáfora perfecta para lo que nos ocurre a los seres humanos con ese Universo íntimo y privado que es nuestra propia conciencia, nuestra vida interior... Y es tal la fuerza de esta vida, tan inconmensurable su poder, que el ser humano vive asustado de ella, la responsabilidad es enorme y enorme su trabajo por hacerse su dueño absoluto, por no dejarse llevar por su naturaleza animal, primitiva, agresiva... Por ello esa necesidad en delegar, en entregar a un dios, a una religión, a un gobierno la responsabilidad de pensar, de decidir, de actuar... Sin actos volitivos somos meras piedrecillas a la deriva por los meandros de un río correntoso... Tanto miedo y comodidad está destruyendo al hombre y mientras no supere esto no comprenderá que la solución a los males del mundo está, y siempre ha estado, en su interior...

    ResponderEliminar
  5. me gustó. y estoy completamente de acuerdo. Un abrazo! Marcela V.

    ResponderEliminar